Una salsa de vegetales rescatados

Mi madre contaba la historia de una tía lejana, cuyo esposo había caído en una depresión luego de la quiebra de su pequeña empresa. Habían tenido que sostenerse sin ingresos por bastante tiempo. Así que la brava tía de mi madre se puso firme y comenzó a ir a la feria del barrio a última hora, para recoger de los puestos, entre cajones los productos de descarte por malas condiciones. Para esta mujer, todo se podía aprovechar, y su familia comió. Hasta que el tío se recuperó y volvió a armar otro negocio.

Me acordé de esto, revisando el cajón de las verduras antes de salir a hacer la compra semanal; allí quedaban  sobreviviendo ¼ de calabaza, un zucchini, un puerro,  medio brócoli, unos champiñones a punto de no estar en su mejor momento y cuatro zanahorias que me miran como pidiendo por favor no terminar en la basura.

En el cajón van quedando los restos de una buena compra en su momento

La primera alternativa para darles salida es la siempre sabrosa crema de verduras, que con un dorado previo y un poco de caldo, algún lácteo, o fruto seco para aportar textura nos dará un primer plato contundente.  Pero si además de esas verduras tenés un frasco de tomate triturado y un par de cebollas, también podés convertir esos restos en un fantástico salteado, que te queda para acompañar un plato de pasta, aunque también es perfecto para estofados, guisos de legumbres, arroces o para rellenar unos canelones o lasaña.

El único truco para que esta base quede sabrosa es que todas las verduras se caramelicen un poco,  y se acaben de guisar junto con el tomate. Si no tenés mucho tiempo para ir dorando los diferentes ingredientes y que la salsa tenga ese sabor profundo, podrías jugar con los tamaños: cuanto más pequeña sea, más rápido se dorará.

 La Salsa del Rescate Emotivo

Ingredientes

Desde el cajón de tu heladera

  • 800 g de tomate trozado o triturado
  • Cebolla, puerro, calabaza, berenjenas, apio, champiñones, calabacín, brócoli, espinacas, …o lo que encontraste
  • 3 dientes de ajo
  • Sal
  • Aceite de oliva
  • Pimienta
  • Hierbas frescas o secas al gusto

Instrucciones

1. Pelás y picás el ajo y la cebolla. Dorá el ajo en una cazuela con un fondo de aceite a fuego suave.

2. Añadile la cebolla y subí un poco el fuego a medio. Mientras la cebolla se dora, cortás el resto de verduras ―pelá solamente las que lo necesiten, como la calabaza― y las vas incorporando en orden.

3. Cuando la cebolla tenga color dorado, añadís berenjenas, calabaza, apio, zanahoria, y las verduras más duras.

4. Cuando estas empiecen a tomar color, podés  añadir los champignones, el zucchini, y el brócoli (o coliflor). Las verduras de hoja pequeña como las espinacas, que no tienen que dorarse sino solo perder fuerza, agua y volumen, podés  agregarlas al final, cuando la salsa ya esté hecha.

5. Añadís el tomate, pimienta y, si se usan, las hierbas aromáticas secas; si son frescas, hacelo más tarde, cuando queden unos cinco minutos para que la salsa esté lista. Dejá cocinar a fuego medio unos 15 minutos o hasta que el tomate se haya reducido e integrado con las verduras.

7. Si tu opción es la pasta, hervila un minuto menos de lo que indique el fabricante, la escurrís y mezclás con una generosa cantidad de salsa. Cubrirla con queso y gratinala en el horno a 200 grados unos tres minutos con calor arriba, o hasta que tenga una costra dorada y crujiente.

Nota

La salsa se puede usar para platos con carne o legumbre. Siempre tenemos que decir que la cantidad (el tamaño de la porción) se adapta a quién sos o si tenés una condición (diabetes, sobrepeso) que requiera que la controles (medio plato) y si se puede,  completar con una ensalada de hojas.

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Soy Zucchini, mucho gusto!

En el verano tenemos a los zucchini como hortaliza de estación. Los encontrás con un aspecto excelente con colores brillantes, firmes y su precio es tentador. Es un vegetal versátil, te permite incluirlo en una interminable serie de recetas. Te traigo una de las que más me gustan

Zuchini relleno con pollo

Ingredientes

  • 1 pechuga de pollo sin oiel
  • 3 zucchini
  • Salsa de tomates (1/2 taza)
  • 1 morrón rojo
  • 100 de queso Port Salut  o similar
  • Aceite de oliva, lo necesario
  • Sal y pimienta, a gusto y tolerancia

Preparación

Cortá los zucchini por la mitad a lo largo, ahuecalos retirando el relleno con una cuchara. Cocinalos al horno unos 15 minutos. Luego reservalos.

Cortá la pechuga en cuadraditos pequeños y cocinalos en una sartén con un poco de aceite de oliva, hasta que luzcan doraditos, sin que se te quemen.

Agregá a la sartén la salsa de tomate, el morrón bien picadito, más los condimentos y los cocinás 5 minutos.

Para terminar. Rellenás los zucchni con el pollo, le colocás trocitos de queso por encima y los llevás al horno hasta que el queso gratine.

Y a comer!

Nota: Podés hacer una versión vegetariana, reemplazando el pollo por soja texturizada, queda muy bien.

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Sin Lentejas no hay Paraiso

Todo mortal debería saber preparar unas lentejas. Estas modestas legumbres han alimentado a familias, estudiantes y obreros de la construcción (que en alguna época hacían asados).  Pero si no sabés  como cocinarlas, llegó el momento de dejar las escusas y aprender.

Esta fórmula paso a paso incluye claves para optimizar el sabor, y hasta es apta para diseñarlas a tus gustos, o provisión de vegetales.

INGREDIENTES

Da para 4-6 personas

  • 400 g de lentejas o lentejones
  • 1 papa grande o 2 pequeñas
  • 2 zanahorias
  • 1 cebolla grande
  • 1 diente de ajo
  • 4 cucharadas de tomate triturado
  • ¼ de morrón rojo o ½ verde
  • 1 cucharadita generosa de pimentón
  • 1 cucharadita de comino (opcional)
  • 100 ml de vino blanco o de fino (opcional)
  • 1 hoja de laurel
  • Aceite de oliva
  • Pimienta negra
  • Sal

PREPARACIÓN

1. Poné las lentejas en una olla grande con 1,5 litros de agua fría (es posible que durante la cocción haya que añadir más, pero mejor empezar con esta cantidad).

Polémica

Si bien hay algunas que no lo requieren obligatoriamente, te sugiero ponerlas a remojar durante un par de horas.

2. Añadí media cebolla cortada en dados, el ajo, el laurel, pimienta negra y sal.

3. Calentá a fuego medio alto. Cuando hierva, bajá el fuego a suave y dejá tapado “casi” del todo. El tiempo de cocción puede variar entre 30 y 45 minutos: lo mejor es ir probándolas y añadiendo más agua si se quedan demasiado secas.

4. Arrancá un salteadito picando la otra media cebolla y el morrón. Ponelo con un buen chorro de aceite y una pizca de sal en una sartén a fuego medio bajo para que se vaya salteando.

Creatividad

A la sartén le podés poner también ajo, zanahoria, apio o puerro picados.

5. A los cinco o 10 minutos, cuando la cebolla y el morrón se hayan ablandado, añadis el tomate.

6. La papa cortala en dados o trozos pequeños. La  zanahoria cortala en rodajas finas. Añadilas a las lentejas cuando estas lleven unos 20 minutos cocinándose.

7. No olvides añadir el pimentón y el comino al salteado y remover un minuto. Si querés, incorporá el vino blanco hasta que deje de oler a alcohol.

Imaginación

Podés usar otras especias al gusto, como curry o cúrcuma, o hierbas aromáticas como orégano, tomillo o romero.

8. Cuando las lentejas están a punto, les agregás el salteado a la olla de las lentejas, removés y cocinás un par de minutos más (no se te van a pasar!). Chequeá  como vas de sal.

Carnívoros vs vegetarianos

Podes usar otras verduras como calabaza, batata, alcahuciles, espinacas o acelga, pero siempre teniendo en cuenta sus tiempos de cocción. También carne, panceta o embutidos. Depende de tus deseos.

Coman rico, la porción justa. Si sobra, untupper con lentejas siempre te salva una comida de apuro o te acompaña en un almuerzo fuera de casa

Basado en una receta de Mikel López Iturriaga

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Albóndigas vegetales

Se estima que el 12% de nuestra población no consume carne (vegetarianos, veganos; podemos agregar a los flexitarianos que solo ocasionalmente consumen algún tipo de carne, a los ictio-vegetarianos, que solo come carne de pescados, y a los que no quieren comer carne justo hoy!!). De manera que es altamente probable que debas enfrentarte a tener que preparar comidas sin carne en algún momento, así que te sugiero agendarte esta receta. Además está muy buena.

Sin embargo, conseguir unas albóndigas de buena textura y un sabor agradable usando solo vegetales no es la cosa más sencilla del mundo.

Lo vamos a lograr con un arroz blanco muy cocinado (como aglomerante), más batata, cebolla, quinoa y champignones. Se acompañan con una salsa alioli.

Se pueden degustar solas o acompañadas de ensalada, papas naturales o arroz, hasta metidas dentro de un pancito artesanal no demasiado duro –tipo pan de hamburguesa– y con brotes de soja y pepinillo dulzón y cebolla roja.

Ingredientes

Para unas 30 albóndigas

  • 300 g de calabaza en un trozo
  • 1 batata o boniato mediano
  • 150 g de champiñones
  • 150 g de arroz blanco
  • 100 g de quinoa
  • 1 cebolla grande
  • 1 cucharada de semillas de sésamo (o chía)
  • 1 cucharada de aceite de oliva EV
  • 2 cucharadas de perejil picado
  • Sal

Preparación

  • Horneá la calabaza y el boniato(o batata) a 180 grados durante una hora o hasta que estén blandos y la calabaza bastante dorada  (el tiempo concreto depende del tamaño del boniato y la variación de temperatura de cada horno).
  • Cociná el arroz en agua salada unos 25 minutos –tiene que quedar bastante pasado– y escurrilo en un colador fino hasta que haya eliminado gran parte de su humedad. Reservalo.
  • Lavá la quinoa durante un buen rato bajo la canilla en un colador y luego hervila unos 15 minutos o hasta que haya duplicado el tamaño y soltado el germen blanco. Colala, dejala escurrir por completo y a reservar.
  • Picá la cebolla y saltala en una sartén a fuego medio-bajo con un poco de aceite, hasta que esté bien blanda.
  • Cuando esté, sacá la cebolla, escurriendo bien el aceite y, en la misma sartén, pones los champiñones picados y dorarlos bien a fuego medio con un poco de aceite.
  • Mezclá en un bol el boniato y la calabaza hasta que se hagan una pasta,  junto al arroz,  los champiñones, la quinoa,  el perejil, unas semillas de sésamo y una cucharada de aceite de oliva. Mezclá bien todo hasta que se amalgame y quede una masa blanda, pero manejable.
  • Con el horno a 180 grados, vas a ir poniendo en una bandeja con papel de horno bolitas un poco más grandes que una nuez. Manejá la masa con las manos húmedas o untadas en aceite, te ayudará. Hornealas durante unos 35-40 minutos o hasta que estén doradas y tengan un punto crujiente por fuera.
  • Cuando casi estén, preparar un alioli con una mayonesa, pero con el diente de ajo (o medio, al gusto).
  • Serví las albóndigas calientes, acompañadas del alioli para mojar. Y una ensalada de hojas varias, con tomates cherry para mi, por favor!

Receta original de Mónica Escudero, editada por Doctor Ugarte

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Pochoclo, ¿snack saludable o no recomendable?

Una noticia sobre el valor antioxidante de las palomitas de maíz, ricas en polifenoles, aportada por la Sociedad Americana de Química, invita a pensar si son un aperitivo rico, crocante y saludable, o no. Lo que pasa es que su condición nutritiva cambia según el tipo de maiz (de grano al natural o comerciales para microondas) y los condimentos de elaboración. Si usás mucho aceite  para saltearlas, o utilizás manteca  en vez de aceite para lograr más sabor, si sos generosa con la sal o le añadís azúcar o miel para darles el contrapunto dulce son aportes que desvirtúan lo saludable de este snack.

El Pochoclo y sus matices

Las “palomitas” se obtienen de una variedad especial de maíz (pisingallo) que explota cuando se calienta a elevadas temperaturas. Como alimento, 100 gramos de pochoclo aportan calorías (370 Kcal/100 g), por lo que se considera como un aperitivo aceptable pero energético y, por ende, se recomienda un consumo moderado.

En cuestión de nutrientes, y en esa cantidad, contienen hidratos de  carbono (60 gramos) y proteínas (10 gramos), minerales (fósforo, magnesio, potasio y más sodio cuanta más sal se les añada como condimento) y vitaminas (grupo B). Un aspecto que destacan las últimas investigaciones en torno a este aperitivo es su aporte de polifenoles que, junto con su contenido neto en carotenoides, lo convierten en un snack que proporciona una apreciable dosis de antioxidantes.

La cantidad de grasa varía mucho, desde apenas 4 g/100 g si se cocinan sin aceite (o con una pizca), hasta 8 veces más (30,2 g/100 g) si se añade mucha cantidad de grasa (aceite o manteca) en su elaboración o si se compran preparadas para cocinar al microondas. El pisingallo al natural no aporta nada de colesterol, salvo que se use manteca para cocinarlas.

Dado que su valor energético no es despreciable, se deben consumir con moderación, en particular si estás con problemas de sobrepeso. La dificultad para muchas personas es que son una tentación, lo cual les lleva a comer más cantidad de lo que podría ser una porción. Una ventaja añadida del pochoclo frente a otros aperitivos y snacks es que no tienen gluten, por lo que su consumo es apto para quienes tienen celia quía o intolerancia al gluten.

¿En la sartén o en el microondas?

Los Pisingallos para microondas que se venden envasados y listos para cocinar en el propio envase son más salados y, según las marcas, contienen grasas poco saludables. Los ingredientes de estas palomitas son: maíz, grasa, sal y, en la mayoría de los casos, aditivos. El tipo de grasa que llevan añadidas, aunque sea vegetal, no siempre es saludable.

El tipo y la cantidad de grasa y de sal de pochoclos comerciales marca la diferencia entre un aperitivo saludable y otro no recomendable. Fijate que, cien gramos de pochoclo salado para microondas aportan unas 500 calorías (más de 100 Kcal más que si se hacen en la sartén) y su contenido en grasa pasa del 4% que tenía el grano de maíz a entre el 20% y el 32% cuando se cocinan y se consumen en este formato. El contenido en sal del producto cocinado es elevado, entre el 1,3% y 2,6%, según marcas.

Para hacer de las palomitas un snack saludable, lo mejor es que sean caseras: ponés los granos de maíz en una sartén bien caliente y untada con unas gotas de aceite de oliva. Conviene mover de forma continua la sartén para que los granos no se quemen. En el momento que comienzan a explotar, se baja la temperatura y se mantiene el movimiento de la sartén hasta que se complete la cocción. Solo falta añadir una pizca de sal para que resulten más sabrosas.

Fuente: Eroski Consumer, editado por Doctor Ugarte

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 Torta de zucchini: Scarpaccia

Esta es una especie de torta, típica de la provincia de Lucca, en la Toscana, donde nació Giacomo Puccini, el genial compositor de Óperas inmortales (Tosca, Madama Butterfly, Turandot, etc). Allí la conocen como “scarpaccia”. Es refácil de hacer y se usan pocos ingredientes.  La receta original no lleva queso, ni huevo, pero se puede «versionar», la cocina es para crear sabores

Ingredientes

Para 4-6 personas

  • 3 zucchini medianos bien frescos (unos 750 g)
  • 1 cebolla
  • 120 g de harina integral
  • Opcional: 2 huevos
  • Aceite de oliva
  • Pimienta negra
  • Sal
  • 50 g de queso rallado (opcional)

Preparación

1. Cortá los zucchini en rodajas finas con una mandolina o un cuchillo.

2. Picá la cebolla en juliana finita.

3. Ponelos en un escurridor o colador sobre un plato hondo o un bol. Salalo, removelo bien y dejá que repose durante dos horas, como mínimo, con peso encima (coloca un plato sobre los vegetales y arriba un sifón o algo de peso similar).

4. Calentá el horno a 220 grados.

5. Poné en un bol grande la harina y añadí:  el líquido que hayan soltado los zucchini, una cucharada de aceite, pimienta negra y el queso si te parece. Mezclá.  

Opción: agregar 2 huevos batidos para un mayor ligue

6. Añadir los calabacines y la cebolla y mezclá todo bien (bien con tus manos o una cuchara). Volcá la mezcla en una bandeja o fuente de horno de unos 35×25 centímetros forrada con papel de horno y untada con aceite. Conviene aplastar la masa ligeramente con las manos para repartirla y compactarla: tiene que quedar una capa de unos dos centímetros aproximadamente.

Consejo

Si no tenés una bandeja de ese tamaño, se puede repartir en dos más pequeñas.

7. Añadí un chorro de aceite de oliva por encima y hornealo durante 30 a 40 minutos o hasta que la parte superior esté bien dorada.

8. Dejá que la scarpaccia se temple sobre una rejilla (ojo que si lo servís en caliente se desarma). Opcionalmente se le puede dar la vuelta y dorarla también por otro lado poniéndola en la parte alta del horno unos cinco minutos con el grill.

Servila templada o a temperatura ambiente. Queda blanda, casi como una tortilla.

Una receta de Mikel López Iturriaga

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Espinacas en Otoño

En este otoño, que ya luce como tal, en mi recorrido por las verdulerías y fruterías del barrio pude distinguir en primer plano, los productos de temporada. Lucen atractivos los cajones con brócolis y espinacas; las mandarinas y naranjas “de ombligo”.  Un grupo irresistible. Así las cosas, llené mis bolsas con estos relucientes productos (a un precio que me pareció adecuado).

Hoy voy a dedicar este espacio a la espinaca (del mito de Popeye, ya hablamos en otra entrada: https://doctorugarte.wordpress.com/2022/05/01/santas-espinacas/)

Un poco de Historia

La Esínaca es una hortaliza introducida en Europa en el Siglo IX por los árabes. En el siglo XV llegó a América, y recién en 1920 se describen sus magníficas propiedades nutricionales.

Si bien ahora está en temporada, al ser muy dócil para la congelación, te permite conservarla, manteniendo casi al 100% sus propiedades originales. Si las comprás frescas fijate de elegir con hojas tiernas, de color verde, brillante y uniforme. Para congelarlas primero tenés que escaldarlas y dejarlas escurrir.

Podés consumirlas  tanto crudas como cocinadas. Si van a una ensalada elegí hojas tiernitas, lavalas muy bien para eliminar restos de tierra y hojas en mal estado. O podés cocinarlas al vapor, hervidas, salteadas, etc.  Acompañan carnes, se cocinan como croqueta, buñuelos, tortillas, cremas de verduras, son innumerables las  posibilidades. Como por ejemplo estos:

Canelones de espinacas gratinados.

Ingredientes (16 unidades): 

  • 4 atados de espinacas
  • 500 g de ricota
  • 2 huevos
  • 250 g de salsa blanca espesa
  • 100 g de queso rallado
  • Sal y nuez moscada, a gusto
  • 16 tapas para canelones o panqueques

Para la cobertura

  • 500 g de salsa blanca liviana
  • Queso rallado, c/n

Preparación

Blanqueá las espinacas en abundante agua hirviendo; retiralas, escurrilas muy bien y picalas.

Luego la mezclás con la ricota, los huevos y la salsa blanca espesa.

Agregale el queso rallado, condimentás y dejás en la heladera al menos una hora hasta que tome consistencia.

Extendé la masa de los canelones o las crepes, colocá sobre uno de sus bordes dos cucharadas generosas de relleno, enrollá y acomodá en una fuente para horno apenas enmantecada.

Cubrí los canelones con la salsa blanca liviana, espolvoreás por encima con queso rallado y llevalos  a horno fuerte por 10 minutos hasta que la cobertura se gratine.

Listo!  A comeeeer, que se enfrían!!

Secretitos

Los panqueques se pueden hacer reemplazando harina por leche en polvo (si tenés diabetes) o por fécula de maíz (si tenés intolerancia al gluten o celiaquía)

Si tu problema es controlar el peso, la porción son 2 unidades (y asociale una ensalada mixta). No comas pan y de postre una mandarina.

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Coliflor como plato principal

El coliflor comenzó a ser parte de mi dieta cuando descubrí que lo cocinaba en el microndas unos 6 a 8 minutos y no me dejaba ese horrible olor del hervido en la olla.  Con esta nueva incorporación al menú experimentado con su textura y su dulzor. En esta receta vamos a darle el protagonismo, como si fuera la “carne” del plato (¿por qué no?)

Para conseguir el punto perfecto de este plato de coliflor, hay que darle el tratamiento que se merece. Primero, se parte la coliflor por la mitad en sentido vertical, de arriba hacia abajo,  de manera que el tronco conserve todas sus flores.

De esta forma, conseguís una superficie plana que se tostará en el horno. Gracias a un poco de vapor que generaremos con agua, se cocinará perfectamente por dentro. El resultado es un exterior tostado y crujiente y un interior tierno, dulce y jugoso.

Acompañás esta coliflor con una crema de arvejas,  anchoas y curry, que no solo le da un toque de color al plato, sino también un sabor intenso y especiado. La anchoa le aporta profundidad, junto a las especias. Para el remate, rociás el plato con un buen queso rallado y el sabor del plato se eleva al infinito.

INGREDIENTES (comen 2)

  • Una coliflor pequeña
  • 175 g de arvejas
  • 6 anchoitas
  • 4 dientes de ajo
  • 50 g de castañas de cajú (o almendras) y otro puñadito para servir
  • 2 cucharaditas de curry en polvo
  • Media cucharadita de canela en polvo
  • Una cucharadita de jengibre en polvo
  • Dos cucharadas de manteca
  • Dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • El jugo de medio limón
  • Sal y pimienta molida al gusto
  • Queso rallado al gusto

PREPARACION

1.  Calentás el horno a 200ºC y mientras tanto cortá por la mitad la coliflor, de manera que una de sus superficies quede completamente plana. Añadí aceite, salpimenta y deja reposar hasta que el horno esté caliente. 

2. Dorá la manteca en una sartén y añadís las anchoas, las castañas picadas, el ajo, las especias y una cucharada de aceite de oliva. 

3. Meter las mitades de coliflor en el horno en una bandeja con rejilla junto a otra bandeja para colocar abajo con una taza o lata con agua para generar vapor. 

4. Cuando la anchoa se haya deshecho, reservá tres cucharadas aparte. 

5. Añadi en la sartén las arvejas y cocinalas tres minutos. Retiralas del fuego y trituralas con el jugo de limón. Ajustas sal  

6. Sacá la coliflor cuando esté tostada por fuera y tierna por dentro (depende del tamaño y grosor).

7. Servis las coliflores como si fueran “un churrasco”;  rociales la crema de arvejas. Añadiles por encima la manteca con las anchoas y las castañas reservadas. Finalmente el queso rallado y pimienta. 

Se come!!!!

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Hamburguesas: ¿De caja o Casera?

Los medallones congelados de supermercado son muy prácticos, y también cuestionables: por sus colorantes, conservantes, estabilizantes, exceso de sal y grasa; pero sobre todo porque desconocés la materia prima con la que se fabricaron.  Puede que no te importe, porque son riquísimas. Ok, resulta que hoy te presento un plan para hacer tus Hamburguesas Caseras, con la mejor noticia del mundo: vas a saber de qué están hechas y van a estar tan buenas como las de cajita.

Para armar esta buena versión casera la carne es fundamental. Te recomiendo tener un carnicero amigo, que te pique en el momento el corte de carne que elegís. El roast beef funciona “super”. También se puede mezclar con paleta, o bondiola (de cerdo). Por ejemplo, un 70 % de roast beef y un 30 % de bondiola.

Los que saben te advierten: no hay que amasar mucho la carne ni tampoco exagerar en los ingredientes, ya que si amasás la carne como si fuera un bollo para pizza el efecto es: un relleno rígido.

Ingredientes (para 10 hamburguesas grandes)

  • 1 kg. de carne picada (o mezcla de carnes)
  • 2 cebollas de verdeo (o 1 cebolla común)
  • 2 huevos (opcional)
  • 2 dientes de ajo
  • 1 cdita. de pimentón
  • 1 cda. de perejil picado
  • Sal (más o menos 2 cditas) y pimienta

Preparación

  1. En un bol colocá la carne picada y agregás las cebollas y el ajo bien picados, la sal, la pimienta, el pimentón y el perejil, también picado.
  2.  Una vez integrado esto, agregás los dos huevos y unís bien con las manos. Se le podría agregar pan rallado o avena instantánea (media taza, no más).  El huevo también es opcional. Las hamburguesas no llevan huevo.
  3. Para armarlas podés utilizar un molde o hacerlas a mano (quedan mas rústicas y se notan “caseras”). Las hacés del tamaño que quieras.
  4. Para cocinar: calentá una plancha o sartén (bien caliente), pone la hamburguesa y cuando esté de un lado, dar vuelta (dar vuelta una sola vez). Depende del grosor va 3 a 5 minutos de cada lado.  No es necesario ponerle aceite.

Secretitos

  • La carne a temperatura ambiente. La carne debe estar fría, pero moldeable.
  • Condimentos: queda bien el ajo y la cebolla en polvo. Pero no mucha sal, ya que hace que la carne transpire y suelte jugos que no queremos que salgan porque quedaría una carne más dura.
  • Si no usás molde, hacé una bolita de carne y en la plancha aplastala  con una espátula o cuchara hasta que quede con la forma.
  • A veces la hamburguesa se infla o quede con aire adentro, para solucionarlo aplastás el centro de la hamburguesa con un dedo, solo un poquito.
  • Antes de ir a la plancha tienen que pasar un rato por la heladera (una media hora mínimo) es para que no se desarmen después.

  • Asegurate de precalentar la plancha, a fuego medio-fuerte
  • La sal y la pimienta  se la agregás casi al final. Justo antes de poner la hamburguesa a cocinar.  
  • Si la vas a comer al pan, que sea fresco y con humedad. Siempre hay que tostarlo por dentro. Porque ese tostado le hace una barrera a los jugos y a las salsas y evita que el pan se rompa.
  • Dale tiempo a la cocción, esperá el tiempo necesario antes de darlas vuelta, porque mejor que quede una costrita medio quemada.
  • Evitá la tentación de empujarlas contra la plancha mientras se están cocinando, si las aplastás se pierden los jugos. Solo se aplastan cuando la carne está todavía cruda, para darle la forma.
  • Si vas a agregar queso e ingredientes, que sea un queso de calidad  y para vegetales:  lechuga, tomate, aros de cebolla morada y pepinillos, van perfecto.

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Basta de quesos untables

En los años 70 los quesos Petit Suisse, Saavedra o García eran quesos untables irreprochables. Hoy en el Super encontrás mas de 12 marcas de estos productos, la mayoría son «quesos» procesados, que incluyen varios ingredientes que hace años ni asomaban en la imaginación de las empresas productoras. Algunos son: almidón de maíz modificado, sacarosa, gelatina, carragenina, goma guar, acido láctico, aromatizantes, conservantes, y algunas cosas más.

¿Todo esto tiene?

Pensando en esto rescaté una opción para untar tu tostada con un alimento mas real, la ricota (casera). Te cuento como hacerla.

MI RICOTA CASERA

El queso ricota es un queso de subproductos. Ricota, significa «cocinar otra vez». Habitualmente este queso se hace a partir del suero drenado de quesos como mozarella, provolone y otras variedades. Luego se combina con leche, tanto entera como descremada.

Ingredientes:

  • 1 litro de leche entera, de sachet
  • Jugo de 1 y 1/2 limones

Preparación

  1.   Calentá la leche en una olla hasta que esté a punto de hervir (cuando comienza a hacer burbujitas en los costados).
  2.   Sacala del fuego y agregale el jugo de limón. Revolvé suavemente, al cabo de cinco minutos la leche se empieza como a cortar y formar grumos.
  1. Cuando pase esto, es el momento de pasarla a un colador con una gasa para drenar el suero. Dejalo escurrir como mínimo una hora, apretá la gasa de vez en cuando para que suelte bien el líquido. Cuando pase la hora ya se podría usar, pero si no tenés apuro, dejá pasar ocho horas escurriendo en el colador dentro de la heladera. Después guardala en un recipiente hermético, siempre en la heladera.
  2.  Podrás conservarla hasta 2 semanas, no más. También la podés congelar una parte en caso de no usarla toda en los siguientes 14 días. y listo!

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