El sabio de la cocina

Ya me harté de leer , ver y/o escuchar a «conocedores» de la nutrición, diciendo disparates en las redes. Tal vez sus enfáticas afirmaciones, al borde del disparate , se verán mejor orientadas si consultan un libro, fuente de confiable información, donde podrán aprender mucho y aflojar con las a menudo ridículas fantasías que comunican a sus (miles) de creyentes seguidores.

Harold McGee

El tipo (Harold McGee, nuestro héroe del día) tenía un amigo al que los porotos alubias le caían pésimos. Fue tema de charla en una cena y Harold se propuso ayudarlo a resolver esas malas digestiones. Ese misterio cambió su vida. El buen Mr. McGee, que pintaba para profesor de Literatura, se puso a investigar el comportamiento de lo que comemos y paso a paso, en unos años, produjo su primer obra (aparecida en 1984): las  800 páginas de La cocina y los alimentos.

La Cocina y los Alimentos. La Biblia del Cocinero

Hoy ese libro es una enciclopedia, convertida en una especie de Biblia de la cocina moderna, un manual que los grandes cocineros, tienen siempre a mano cuando se mueven entre las hornallas.

Casi milagrosamente, los trucos más mágicos de la cocina se han ido transmitiendo oralmente a través de los siglos, generación a generación. Quizás porque era una cuestión simple, sencilla, a la que no se daba más importancia que la de poner un plato en la mesa e ir tirando. Pero el arte de crear un buen puchero ha entrado desde hace unos años en otra dimensión: la de la ciencia. Y Harold McGee, es el gran mago de esa nueva alianza. «Hasta hace poco, el arte de la cocina daba por sobrentendidas demasiadas cosas, existía todo un saber escondido debajo de los platos, algo que era necesario desentrañar», aseguró alguna vez McGee.

Quizá ese libro lo podrían haber escrito científicos, químicos, expertos en ingeniería alimentaria… Harold, sin pertenecer a ese mundo ha sido mejor. “Me he tenido que plantear y entender cosas para poder explicarlas después». Eso le proporciona al libro un pulso didáctico ideal para llegar a todo público. Es un libro tan riguroso y sincero.

McGee proporciona muchas pistas.

Cosas básicas. Como saber diferenciar los comportamientos que producen las cuatro moléculas básicas de todos los alimentos: el agua, las grasas, aceites y similares, los hidratos de carbono y las proteínas. O indagaciones sobre los identificadores del sabor, el dulce, el salado, el amargo o el umami, ese elemento, muy relacionado con la comida oriental, que es básico, que siempre ha existido y hace poco ha sido reconocido como tal en el mundo Occidental. «Se descubrió hacia 1910, pero hasta esta década no ha sido completamente admitido pese a que hay verduras como el tomate, quesos como el parmesano, el gruyere o el manchego más curado que se identifican como umami».

La ciencia de McGee debe transformarse en conciencia. Su objetivo, va más allá de la mera explicación, sino que requiere acción. Está bueno conocer de dónde provienen y cómo se conforma la cadena alimentaria porque en muchos casos habrá que cambiarla.  Y nosotros como consumidores podemos intervenir creando tendencias en el mercado. Algo complicado y duro, porque, por ejemplo: «Lo más caro no es siempre lo más conveniente».

Afortunadamente McGee siguió investigando y con su incalificable rigor, escribió un par de libros más, que completan la experiencia.

Los libros posteriores de McGee

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Una salsa de vegetales rescatados

Mi madre contaba la historia de una tía lejana, cuyo esposo había caído en una depresión luego de la quiebra de su pequeña empresa. Habían tenido que sostenerse sin ingresos por bastante tiempo. Así que la brava tía de mi madre se puso firme y comenzó a ir a la feria del barrio a última hora, para recoger de los puestos, entre cajones los productos de descarte por malas condiciones. Para esta mujer, todo se podía aprovechar, y su familia comió. Hasta que el tío se recuperó y volvió a armar otro negocio.

Me acordé de esto, revisando el cajón de las verduras antes de salir a hacer la compra semanal; allí quedaban  sobreviviendo ¼ de calabaza, un zucchini, un puerro,  medio brócoli, unos champiñones a punto de no estar en su mejor momento y cuatro zanahorias que me miran como pidiendo por favor no terminar en la basura.

En el cajón van quedando los restos de una buena compra en su momento

La primera alternativa para darles salida es la siempre sabrosa crema de verduras, que con un dorado previo y un poco de caldo, algún lácteo, o fruto seco para aportar textura nos dará un primer plato contundente.  Pero si además de esas verduras tenés un frasco de tomate triturado y un par de cebollas, también podés convertir esos restos en un fantástico salteado, que te queda para acompañar un plato de pasta, aunque también es perfecto para estofados, guisos de legumbres, arroces o para rellenar unos canelones o lasaña.

El único truco para que esta base quede sabrosa es que todas las verduras se caramelicen un poco,  y se acaben de guisar junto con el tomate. Si no tenés mucho tiempo para ir dorando los diferentes ingredientes y que la salsa tenga ese sabor profundo, podrías jugar con los tamaños: cuanto más pequeña sea, más rápido se dorará.

 La Salsa del Rescate Emotivo

Ingredientes

Desde el cajón de tu heladera

  • 800 g de tomate trozado o triturado
  • Cebolla, puerro, calabaza, berenjenas, apio, champiñones, calabacín, brócoli, espinacas, …o lo que encontraste
  • 3 dientes de ajo
  • Sal
  • Aceite de oliva
  • Pimienta
  • Hierbas frescas o secas al gusto

Instrucciones

1. Pelás y picás el ajo y la cebolla. Dorá el ajo en una cazuela con un fondo de aceite a fuego suave.

2. Añadile la cebolla y subí un poco el fuego a medio. Mientras la cebolla se dora, cortás el resto de verduras ―pelá solamente las que lo necesiten, como la calabaza― y las vas incorporando en orden.

3. Cuando la cebolla tenga color dorado, añadís berenjenas, calabaza, apio, zanahoria, y las verduras más duras.

4. Cuando estas empiecen a tomar color, podés  añadir los champignones, el zucchini, y el brócoli (o coliflor). Las verduras de hoja pequeña como las espinacas, que no tienen que dorarse sino solo perder fuerza, agua y volumen, podés  agregarlas al final, cuando la salsa ya esté hecha.

5. Añadís el tomate, pimienta y, si se usan, las hierbas aromáticas secas; si son frescas, hacelo más tarde, cuando queden unos cinco minutos para que la salsa esté lista. Dejá cocinar a fuego medio unos 15 minutos o hasta que el tomate se haya reducido e integrado con las verduras.

7. Si tu opción es la pasta, hervila un minuto menos de lo que indique el fabricante, la escurrís y mezclás con una generosa cantidad de salsa. Cubrirla con queso y gratinala en el horno a 200 grados unos tres minutos con calor arriba, o hasta que tenga una costra dorada y crujiente.

Nota

La salsa se puede usar para platos con carne o legumbre. Siempre tenemos que decir que la cantidad (el tamaño de la porción) se adapta a quién sos o si tenés una condición (diabetes, sobrepeso) que requiera que la controles (medio plato) y si se puede,  completar con una ensalada de hojas.

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Las ventajas de la ENTREVISTA MOTIVACIONAL

Me entrené como Coach Nutricional en el Nutritionlal Coaching Institute de Barcelona en 2019. Trabajo con las técnicas aprendidas y entrenadas en mi formación.  Desde 2023 di un paso más, ahora enfocado en mis colegas, busco transmitir conocimientos que enriquezcan a los profesionales de la salud, en aspectos poco o nada abordados en la formación de grado: La comunicación efectiva.

Si bien este texto sobre ENTREVISTA MOTIVACIONAL, está dedicado a los profesionales, será muy útil también para vos que sos o serás paciente. Una manera nueva y mejor en la relación Profesional-Paciente

¿Qué es la entrevista motivacional? ¿Cuáles la diferencia con la “consulta médica”?

La entrevista motivacional (EM) es un enfoque diferente de conversación; busca  lograr el cambio de conducta esperado y necesario. Este tipo de entrevista nació en los años 80, sus creadores Stephen Rollnick y William Miller trabajaban en conductas adictivas. Definido como “Un estilo de atención centrado en la persona para abordar el problema de la ambivalencia sobre el cambio”. Precisamente hoy en día, para tratar enfermedades crónicas no trasmisibles (ENT) se hace cada vez más necesario que los profesionales sanitarios adquiramos herramientas como estas  para inducir a los pacientes a hacer cambios en su estilo de vida, con el objetivo de reducir los factores de riesgo y también motivarlos para conseguir una buena adherencia al cambio. Se basa en un estilo de comunicación que utiliza la escucha activa, la empatía, la formulación de preguntas y el feedback.  

Generar un cambio de hábitos es algo complicado si la persona no se siente suficientemente motivada o capaz. ¿Cómo puede la entrevista motivacional ayudar en estos casos?

La EM utiliza estrategias para lidiar con la resistencia del paciente. Lo primero es no confrontar con esa resistencia. Cuando una persona se siente ambivalente ante el cambio, (es decir, tiene sentimientos enfrentados, por un lado, quiere cambiar, pero por otro lado no está dispuesto a hacer ciertas renuncias) lo último que debe hacer un profesional de la salud es tratar de convencerla, o de presionar para que modifique su conducta. De esa forma lo que conseguirá será una mayor resistencia. En su lugar, lo que hará es utilizar la empatía, validando los obstáculos que esa persona pueda estar percibiendo, para que así abandone la necesidad de continuar planteando al profesional de la salud los motivos por los cuales no puede cambiar. A las personas nos gusta tener la razón, y cuando uno se siente ambivalente, si el profesional defiende los motivos por los cuales merece la pena el cambio, el paciente tratará de convencerle de las barreras con las que se encuentra por las cuales no es capaz de comprometerse. En cambio, cuando el paciente percibe que el profesional lo entiende, tiende a abandonar esa necesidad de confrontar, mostrando una mayor disposición a la búsqueda de soluciones.

En la entrevista motivacional la relación profesional-paciente debe ser de colaboración.

Sin embargo, solemos ver que aun hoy el estilo de relación en la que los profesional sanitario somos los  “expertos” que imponemos o prescribimos el tratamiento y el paciente acepta. ¿Cómo rompemos con esta dinámica, que a veces nos sale de manera automática e involuntaria?

Hemos sido formados para diagnosticar y dar recomendaciones en base a ese diagnóstico. Como para asumir el rol de experto. El problema es que a las personas no les alcanza con disponer de la información para actuar en consecuencia. Por ese motivo, en lugar de apresurarnos a dar las “recomendaciones adecuadas” , podrá ser más efectivo destinar un tiempo a conectar con él o ella. En lugar de asumir todo el protagonismo y la responsabilidad, dale la oportunidad al paciente de que piense por sí mismo. Preguntale y que partícipe para que reflexione acerca de cómo llevar a cabo esas recomendaciones en su día a día. El profesional es el experto en salud y el paciente es el experto en su propia vida. Lo ideal es trabajar de forma colaborativa en lugar de jerárquicamente.

¿Cómo deberíamos actuar frente a las resistencias (las mal llamadas “excusas”) de un paciente frente a un cambio de hábitos o un tratamiento?

Sí, ante la resistencia o las excusas, la estrategia a utilizar es mostrase empático. No confrontar y validar lo que el paciente nos está contando. Seguidamente, dirigimos su atención hacia la búsqueda de soluciones. Por ejemplo, imaginemos que la paciente nos dice: “No soy capaz de comer sano por la noche. Me siento muy cansada, trabajo todo el día y luego cuando llego tengo que hacer la cena para mis hijos y mi marido y después la mía”. Profesional: – “Entiendo el esfuerzo que tenés que hacer. Trabajar fuera y dentro de casa es muy demandante. Veamos qué opciones tenés para que te resulte más fácil. ¿Qué se te ocurre a vos que podes hacer para organizarte mejor en la cena? … ¿Y qué más se te ocurre? … ¿Te gustaría que te diera un par de opciones más para elegir?

3 consejos prácticos que los profesionales de la salud podrían aplicar para mejorar la comunicación con los pacientes

  1.  Destiná un  tiempo para conectar con tu paciente. No te apures en dar tus recomendaciones. El tiempo que invertís en conectar, no es tiempo perdido sino una forma de establecer la alianza terapéutica. Cuanto más confíe el paciente en vos, más compromiso va a tener con los acuerdos a los que lleguen en la consulta.
  2.  En segundo lugar, asegurate de escuchar a tu paciente. Desarrollá la habilidad de la escucha activa para comprender que es lo que le está pasando. La escucha es terapéutica en sí misma y es una forma de mostrar respeto. Lograrás que el paciente se sienta acompañado en tu consulta.
  3. En tercer lugar, acostúmbrate a dar un  refuerzo positivo de las conductas y las ideas que el paciente manifiesta a favor del cambio. En lugar de estar pendiente únicamente de lo que no hace bien para tratar de corregir, prestá más atención a lo que sí está haciendo bien, a lo que sí está funcionando para felicitarlo, para señalárselo y de esa forma empoderarlo.

Conclusión

El profesional de la salud es consciente de la importancia que tienen las habilidades comunicativas para lograr la adherencia al tratamiento del paciente. La resistencia a adoptar este modelo parte de la dinámica asistencial, que no es generosa en tiempo para dedicar a la empatía, la escucha activa y el “feedback”.  No basta con prescribir, ya sea un tratamiento nutricional o farmacológico. También es necesario tener en cuenta cuáles son las circunstancias de la persona que te consulta, para identificar las barreras que puedan surgir, tratar de anticiparse a ellas y buscar soluciones. Por supuesto a través de las habilidades comunicativas vamos a poder realizar un mejor acompañamiento emocional al paciente.

Las personas que acuden a la consulta normalmente se sienten vulnerables y requieren tiempo. Además, no solamente es importante desarrollar habilidades comunicativas para lograr una mejor relación con el paciente y que éste se comprometa más son su tratamiento. Los profesionales también somos conscientes de la importancia que tiene el aprender a comunicarse bien con uno mismo, para evitar el “burnout” (que es terriblemente frecuente).  Este es un enfoque que te enseña a dejar a un lado el rol paternalista. Aprendés que no ganas nada asumiendo la responsabilidad que le corresponde al paciente.  Solo tendrás insatisfacción.

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Vamos a usar bien (mejor) el Freezer

Abrir el congelador suele ser una fuente de sorpresas: “¿y esto que será?”, “¿desde cuándo estarán aquí estas pechugas?”.  A pesar de las incertidumbres el freezer nos ayuda a disfrutar de algunos alimentos estacionales durante más tiempo, contribuir al ahorro y, mas valioso, a comer mejor.

Hagamos que este sector de tu cocina se convierta en un aliado infalible

 10 ideas para usar bien tu freezer

 1. Cuidalo bien

Asegurate de que la temperatura esté a -18 grados y de no hacerla subir rápido metiendo demasiada comida a la vez (algunos congeladores disponen de un botón de acelerado para este tipo de situaciones). Nunca metas en él alimentos calientes: le harás trabajar más, y cuánto más tiempo tarde la comida en congelarse más fácil es que se formen grandes cristales de hielo y las bacterias se reproduzcan.

2. Envasá bien los alimentos

El frío quema, seguro que más de una vez te encontraste una bolsita mal cerrada con una pechuga de pollo deplorable: si la hubieras colocado dentro de una bolsa zip o cubriendo bien con film, la tenias apta para la cena.  Esto también evitará la contaminación cruzada entre diferentes comidas.

Si envasás al vacío para congelar, con cuidado. El agua aumenta de tamaño al congelarse, así que todo debe tener un mínimo de margen para expandirse. Por eso mismo no es recomendable congelar líquidos en tarros de vidrio ni llenar demasiado los tápers con caldo, guisos u otras recetas con mucho líquido. Cuando la física haga su trabajo te podés encontrar parte del contenido desparramado por fuera.

 3. Organización

Aunque logran mantener los alimentos comestibles durante mucho tiempo, el sabor y la textura se resienten con el paso del tiempo. No se recomienda tener comida cruda en el congelador más de tres meses (un mes en el caso de carne picada, mariscos y otras texturas más delicadas).

Llevar una rotación y ser conscientes de lo que tenemos en reserva es imprescindible para que ésta aventura termine bien. Si tomas nota de lo que lo que tenes congelado y en qué fecha entró, evitarás comprar alimentos que ya tenes, darás salida a los que ya llevan tiempo allí y ahorrarás dinero.

4. No uses el congelador como un sustituto del basurero

Si metes en el congelador un pescado que lleva tres días en la heladera pero no vas a cocinar, sacarás algo aún peores condiciones. El congelador sirve para aprovechar las buenas ofertas en producto fresco, para abastecerse durante más tiempo de una sola vez y optimizar el tiempo que empleamos en comprar o las energías que empleamos en cocinar, no para que le arrojes comida en mala condición, que nunca te vas a comer.

5. Pero tampoco tires nada

Hay casos en los que sí se puede utilizar el congelador para reciclar. Por ejemplo, si vivis solo/a y cada vez que cortas un cuarto de cebolla, berenjena, zucchini o morron para un salteado, te queda restos que ves languidecer en el cajón de abajo, te sugiero: picalo entero y ponelo a congelar en un recipiente pequeño. Para el próximo salteadito no tendrás que buscar otras hortalizas.

6. Congela en el formato que vayas a consumir

Si compras carne picada para hacer unas albóndigas o un pollo para guiso, es mucho más práctico que lo congeles una vez cocinado que en crudo. Lo bien que va a venir tener comida lista para llevar al trabajo, o comer algo elaborado y reconfortante esos días en los que estás al limite y no tenes ni tiempo ni fuerzas para cocinar.

Congelar pan es genial, asegurate de separar un poco las rebanadas con las manos antes, una vez congeladas podrás irlas sacando de una en una, tostarlas y tener pan fresco cada día. Busca una bolsa de zip grande para tenerlo cerrado herméticamente y que no se seque.

7. Blanquea las verduras (y deshidrata las setas)

Los campignones son un producto de temporada que dura poco, un estupendo truco para conservarlas es pasarlos por la sartén –enteros o cortados– sin aceite y dejar que pierdan parte de su agua. Una vez fríos, estarán para congelarse en óptimas condiciones. Las verduras como chauchas, acelgas, etc también se pueden congelar, siempre que estén previamente blanqueadas durante unos segundos en agua hirviendo.

8. El tamaño importa

La congelación tarda menos en llegar al centro en las piezas más pequeñas, así que si tenes un lomo entero que vas a consumir en filetes congelalo directamente en ese formato. Es mejor siempre congelar cortes finos y poder intercalarlos con separadores o film de cocina, así vas a retirar solo lo que necesites.

9. Cosas que se pueden congelar (y seguramente no sabías)

Podes guardar en tu freezer un pan de manteca y un tarro de crema de leche «por si surge una emergencia». Cuando te compras la oferta de la segunda por 80 % menos.

Las legumbres –ya cocidas o después del remojo– también soportan bien el frío, y si van mezcladas con grasa, aún más, así que la próxima vez que prepares hummus cubrilo con una capa de aceite y tendrás reservas siempre a mano. Algo parecido pasa con el pesto: si te pasas la vida tirando medios manojos de albahaca mustia, ponelo todo y tendrás una sesión extra de deliciosa pasta.

10. Cosas que no se deben congelar

Cualquiera sabe que no se puede congelar una verdura u hortaliza que se vaya a comer cruda. Tampoco se pueden congelar huevos con cáscara –se romperían al crecer su contenido–, pero sí batidos y en un recipiente bien cerrado. Las papas crudas o cocidas se vuelven terrosas e incomestibles, y el arroz tampoco saca lo mejor de si mismo.

Los lácteos como el yogur cambia de textura cuando se congela pero, mezclado con alguna mermelada, miel o compota, en un recipiente adecuado –puede ser su mismo envase– y un palito se convierte en un estupendo helado para un postre.

Bonus. Descongela en condiciones

La manera ideal de descongelar los alimentos –especialmente los crudos– es en la parte menos fría de la heladera, sobre una rejilla para que no se empapen de sus propios jugos y de un día para otro. Así los alimentos mantendrán al máximo su textura y sabor originales.

Como en todo, hay excepciones: las verduras que hemos escaldado y congelado deben meterse directamente en agua hirviendo (o al vapor), y los guisos, estofados y alimentos cocinados en salsa son los que menos sufrirán si los descongelamos en el microondas. Es recomendable hacerlo siempre a la mínima potencia, en tandas, vigilando el proceso de cerca y removiendo si es necesario para ayudar a distribuir bien el calor. Si lo hacemos así, podremos disfrutar de un guiso bien descongelado cuando la ocasión se presente.

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Soy Zucchini, mucho gusto!

En el verano tenemos a los zucchini como hortaliza de estación. Los encontrás con un aspecto excelente con colores brillantes, firmes y su precio es tentador. Es un vegetal versátil, te permite incluirlo en una interminable serie de recetas. Te traigo una de las que más me gustan

Zuchini relleno con pollo

Ingredientes

  • 1 pechuga de pollo sin oiel
  • 3 zucchini
  • Salsa de tomates (1/2 taza)
  • 1 morrón rojo
  • 100 de queso Port Salut  o similar
  • Aceite de oliva, lo necesario
  • Sal y pimienta, a gusto y tolerancia

Preparación

Cortá los zucchini por la mitad a lo largo, ahuecalos retirando el relleno con una cuchara. Cocinalos al horno unos 15 minutos. Luego reservalos.

Cortá la pechuga en cuadraditos pequeños y cocinalos en una sartén con un poco de aceite de oliva, hasta que luzcan doraditos, sin que se te quemen.

Agregá a la sartén la salsa de tomate, el morrón bien picadito, más los condimentos y los cocinás 5 minutos.

Para terminar. Rellenás los zucchni con el pollo, le colocás trocitos de queso por encima y los llevás al horno hasta que el queso gratine.

Y a comer!

Nota: Podés hacer una versión vegetariana, reemplazando el pollo por soja texturizada, queda muy bien.

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¿Para que te sirve comer espinacas?

Solemos encontrar en las redes sociales «noticiones» sobre temas nutricionales, que llaman la atención y, por supuesto, se viralizan. Un ejemplo es la supuesta capacidad de la espinaca para tratar la hipertención arterial y calmar dolores articulares. Según esa fuente, el motivo es el magnesio que contiene esta hoja verde.

Es cierto que la espinaca es una fuente de vitaminas. También es rica en magnesio. Sin embargo es engañoso afirmar que las hojas de espinaca sirven por sí solas para curar estas 2 enfermedades, aunque sí probablemente ayudan a su prevención.

Lo cierto es que no hay una cura para la osteoartritis. Por lo general, empeora lentamente. Existen algunos tratamientos para aliviar el dolor como ejercicios para mejorar la fuerza, la flexibilidad y el equilibrio. Además, si es necesario, la pérdida de peso también mejora el dolor. 

La hipertensión arterial es un factor de riesgo cardiovascular frecuente y afecta a 1 de cada 3 personas adultas. Se produce por el aumento, sostenido en el tiempo, de la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Al igual que la osteoartritis, en la gran mayoría de los casos, no se puede curar, pero sí controlarse con medicamentos. El tratamiento indicado debe continuar sin interrupciones durante toda la vida y es tu médic@ la persona que hará los ajustes necesarios en la medicación para mantener tu presión arterial dentro de los valores recomendados.

¿Y la espinaca juega algún papel?

Esta hortaliza contiene de vitaminas K, A, C y ácido fólico. También aporta manganeso, magnesio, hierro y vitamina B2. Hay estudios que muestran que las personas que comen hortalizas ricas en vitamina K, tienen menos propención a las fracturas y los que tienen deficit de vit K son mas propensos  a padecer cardiopatías coronarias.

Además, si bien es cierto que la espinaca contiene magnesio que es un nutriente importante para nuestra salud, su consumo no es un tratamiento en sí contra estas 2 condiciones, sino una medida de prevención que incluye llevar una dieta saludable.

Una hortaliza fuente de minerales y vitaminas

Por lo tanto, ninguna receta con hojas de espinaca sirve “para curar la presión y quitar el dolor osteoarticular”. Está muy recomendado el consumo de espinacas, al igual que el resto de las hortalizas, como forma de PREVENIR enfermedades. NO HAY DEMOSTRACION en la curación de ellas.

Es muy bueno comer espinacas,… por los motivos verdaderos.

Fuente Chequeado.com Editado por Doctor Ugarte

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LA MEDITACIÓN DE LOS 3 MINUTOS

UNA FORMA DE ENLENTECER Y CALMARTE:

A Meditar

Con parar durante unos minutos puede ser suficiente para reconectarte con el momento presente, soltar tensión, reducir tu estrés y crear el espacio necesario para poder responder más eficientemente a tus necesidades. Podés hacer esta pausa durante las horas de trabajo, al llegar a casa, en la sala de espera…

 Empezá colocándote en una posición cómoda sentado/a, con la espalda erguida pero no rígida, con el cuello y los hombros relajados. Apoyá los pies en el suelo y colocá tus manos sobre tu regazo.

Esta meditación consta de tres pasos y dura unos tres minutos. Es importante que no dure más de 3 minutos para que tu mente sepa que se puede practicar en cualquier momento y lugar.

Inicialmente te costará hacerla, pero a medida que practiques, vas a ser especialista.

1- Consciencia/distinción:

En primer lugar, date cuenta de cómo es tu experiencia en este momento respecto a tus pensamientos, emociones y sensaciones físicas. Llevá la atención a tus pensamientos, permitiéndoles llegar e irse sin juicio ni crítica. Luego prestá  atención a tus emociones, dándote cuenta si son agradables o desagradables, y por último, a las sensaciones físicas en tu cuerpo, reconociéndolas tal y como son.

2- Recolección:

A continuación, lleva suavemente tu atención a la respiración en aquel lugar de tu cuerpo donde te sea más fácil notar las sensaciones físicas creadas al entrar y salir el aire por tu cuerpo: la nariz, el pecho, el abdomen o incluso en todo tu cuerpo. Elegí una zona, y que allí repose  tu atención por un momento. Date cuenta de cómo tu respiración puede funcionar como un ancla al momento presente.

 3- Expansión:

Por último, permití que esa conciencia que tenés al espirar se expanda para incluir el cuerpo entero, manteniendo una consciencia más amplia que incluya todo tu cuerpo, e intentando soltar tensión en cada exhalación. Y cuando estés lista/o, hacé una respiración profunda y abrí suavemente los ojos.

De Mindfulness-Based Cognitive Therapy for Depression, Segal, Williams y Teasdale (2002).

Después de practicar esta pequeña meditación puedes hacerte estas preguntas:

¿Qué notaste al hacerla?

¿Cómo esta práctica te puede ayudar a cuidarte mejor ahora?

Por Doctor Ugarte

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5 Frases habituales en Nutrición, que carecen de la evidencia científica

En las fiesta familiares, en reuniones de consorcio, en la fila del supermercado, en las charlas con amigos…suelen filtrarse comentarios sobre nutrición-alimentación, donde hay frases que no se cuestionan por que parecen verdades indiscutibles. Y sin embargo NO LO SON. Te traigo como ejemplo estas 5

  1. «Desayuná como un rey, almorzá como un príncipe y cená como un mendigo»:

Aunque el desayuno es importante, no hay evidencia sólida que respalde la idea de que la distribución de calorías a lo largo del día tenga un impacto significativo en la pérdida de peso o el metabolismo. La importancia radica en mantener una alimentación equilibrada a lo largo de todo el día.

2. «Tenés que tomar ocho vasos de agua al día»:

No existe una cantidad específica de agua que deba consumirse diariamente, ya que las necesidades varían según la edad, el sexo, la actividad física y otros factores individuales. La sed y el color de la orina son buenos indicadores de hidratación. Un adulto sano se hidrata según su instinto. Nuestros antepasados se hidrataban correctamente, sin contar con agua embotellada.

3. «Evitá los carbohidratos y bajás de peso»:

Los carbohidratos son una fuente importante de energía y nutrientes. Si bien reducir el consumo de carbohidratos refinados y azúcares añadidos puede un  beneficio para tu salud, es innecesario eliminar por completo los carbohidratos para perder peso de manera saludable.

4. «Comés cada 2-3 horas y acelerás el metabolismo»:

Ja ja! Esto está calificando como un mito. Un libro sobre este planteo hizo millonaria a su autora. Sin embargo no encontrarás  evidencia científica seria que respalde la idea de que comer con frecuencia acelere el metabolismo. El número y la distribución de las comidas a lo largo del día dependen de las preferencias individuales y la capacidad para mantener una ingesta calórica equilibrada. Además tenes que construir un estilo de alimentación que puedas sostener en el  largo (muy largo) plazo.

5. «Saltarte comidas ayuda a perder peso»:

 Es un riesgo, evitar comidas puede conducirte  a una ingesta excesiva en la siguiente comida y desequilibrar los niveles de glucosa en sangre. Es más recomendable seguir un patrón regular de comidas y equilibrar los rubros (proteínas, grasas, etc).

Muy importante

Tené presente que la nutrición es una necesidad biológica, y también es una ciencia en constante evolución. Por eso se requiere una evaluación cuidadosa de la evidencia científica. Siempre es recomendable buscar la orientación de un profesional de la salud o un nutricionista en quién confíes para obtener asesoramiento personalizado y sin frases marketineras.

Por Doctor Ugarte

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 Torta de zucchini: Scarpaccia

Esta es una especie de torta, típica de la provincia de Lucca, en la Toscana, donde nació Giacomo Puccini, el genial compositor de Óperas inmortales (Tosca, Madama Butterfly, Turandot, etc). Allí la conocen como “scarpaccia”. Es refácil de hacer y se usan pocos ingredientes.  La receta original no lleva queso, ni huevo, pero se puede «versionar», la cocina es para crear sabores

Ingredientes

Para 4-6 personas

  • 3 zucchini medianos bien frescos (unos 750 g)
  • 1 cebolla
  • 120 g de harina integral
  • Opcional: 2 huevos
  • Aceite de oliva
  • Pimienta negra
  • Sal
  • 50 g de queso rallado (opcional)

Preparación

1. Cortá los zucchini en rodajas finas con una mandolina o un cuchillo.

2. Picá la cebolla en juliana finita.

3. Ponelos en un escurridor o colador sobre un plato hondo o un bol. Salalo, removelo bien y dejá que repose durante dos horas, como mínimo, con peso encima (coloca un plato sobre los vegetales y arriba un sifón o algo de peso similar).

4. Calentá el horno a 220 grados.

5. Poné en un bol grande la harina y añadí:  el líquido que hayan soltado los zucchini, una cucharada de aceite, pimienta negra y el queso si te parece. Mezclá.  

Opción: agregar 2 huevos batidos para un mayor ligue

6. Añadir los calabacines y la cebolla y mezclá todo bien (bien con tus manos o una cuchara). Volcá la mezcla en una bandeja o fuente de horno de unos 35×25 centímetros forrada con papel de horno y untada con aceite. Conviene aplastar la masa ligeramente con las manos para repartirla y compactarla: tiene que quedar una capa de unos dos centímetros aproximadamente.

Consejo

Si no tenés una bandeja de ese tamaño, se puede repartir en dos más pequeñas.

7. Añadí un chorro de aceite de oliva por encima y hornealo durante 30 a 40 minutos o hasta que la parte superior esté bien dorada.

8. Dejá que la scarpaccia se temple sobre una rejilla (ojo que si lo servís en caliente se desarma). Opcionalmente se le puede dar la vuelta y dorarla también por otro lado poniéndola en la parte alta del horno unos cinco minutos con el grill.

Servila templada o a temperatura ambiente. Queda blanda, casi como una tortilla.

Una receta de Mikel López Iturriaga

Por Doctor Ugarte

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Espinacas en Otoño

En este otoño, que ya luce como tal, en mi recorrido por las verdulerías y fruterías del barrio pude distinguir en primer plano, los productos de temporada. Lucen atractivos los cajones con brócolis y espinacas; las mandarinas y naranjas “de ombligo”.  Un grupo irresistible. Así las cosas, llené mis bolsas con estos relucientes productos (a un precio que me pareció adecuado).

Hoy voy a dedicar este espacio a la espinaca (del mito de Popeye, ya hablamos en otra entrada: https://doctorugarte.wordpress.com/2022/05/01/santas-espinacas/)

Un poco de Historia

La Esínaca es una hortaliza introducida en Europa en el Siglo IX por los árabes. En el siglo XV llegó a América, y recién en 1920 se describen sus magníficas propiedades nutricionales.

Si bien ahora está en temporada, al ser muy dócil para la congelación, te permite conservarla, manteniendo casi al 100% sus propiedades originales. Si las comprás frescas fijate de elegir con hojas tiernas, de color verde, brillante y uniforme. Para congelarlas primero tenés que escaldarlas y dejarlas escurrir.

Podés consumirlas  tanto crudas como cocinadas. Si van a una ensalada elegí hojas tiernitas, lavalas muy bien para eliminar restos de tierra y hojas en mal estado. O podés cocinarlas al vapor, hervidas, salteadas, etc.  Acompañan carnes, se cocinan como croqueta, buñuelos, tortillas, cremas de verduras, son innumerables las  posibilidades. Como por ejemplo estos:

Canelones de espinacas gratinados.

Ingredientes (16 unidades): 

  • 4 atados de espinacas
  • 500 g de ricota
  • 2 huevos
  • 250 g de salsa blanca espesa
  • 100 g de queso rallado
  • Sal y nuez moscada, a gusto
  • 16 tapas para canelones o panqueques

Para la cobertura

  • 500 g de salsa blanca liviana
  • Queso rallado, c/n

Preparación

Blanqueá las espinacas en abundante agua hirviendo; retiralas, escurrilas muy bien y picalas.

Luego la mezclás con la ricota, los huevos y la salsa blanca espesa.

Agregale el queso rallado, condimentás y dejás en la heladera al menos una hora hasta que tome consistencia.

Extendé la masa de los canelones o las crepes, colocá sobre uno de sus bordes dos cucharadas generosas de relleno, enrollá y acomodá en una fuente para horno apenas enmantecada.

Cubrí los canelones con la salsa blanca liviana, espolvoreás por encima con queso rallado y llevalos  a horno fuerte por 10 minutos hasta que la cobertura se gratine.

Listo!  A comeeeer, que se enfrían!!

Secretitos

Los panqueques se pueden hacer reemplazando harina por leche en polvo (si tenés diabetes) o por fécula de maíz (si tenés intolerancia al gluten o celiaquía)

Si tu problema es controlar el peso, la porción son 2 unidades (y asociale una ensalada mixta). No comas pan y de postre una mandarina.

Por Doctor Ugarte

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